San Benildo Romançon. (1805 - 1862)
Hoy celebra la Iglesia la festividad de san Belido Romançon, Hermano de las Escuelas Cristianas - La Salle.
Se llamaba Pedro Romançon.
Nació en Thuret, en el Puy-de-Dôme (Auvernia), en el seno de una familia de
campesinos honrados y religiosos. Era muy bajo de estatura, y cuando pidió
ingresar en los hermanos de las Escuelas Cristianas, lo rechazaron por ser bajito.
Pero al año siguiente pidió de nuevo ingresar y fue aceptado, con la ayuda del
hermano director de Riom en 1820. Su padre intentó que volviera a su casa, pero
él se mantuvo firme en su vocación religiosa. Adopto el nombre masculinizado de
Benilde; y durante 20 años fue maestro ejemplar, haciendo con igual dedicación,
maestro, cocinero o hortelano. Trabajó en diversas escuelitas modestas de la
región de Clermont-Ferrand: Moulin, Limoges, Clermont-Ferrand… Siempre cumplía
con su deber cotidiano sin llamar la atención. En 1839 se le designó como
director de la pequeña escuela de Billom, donde trabajó dos años.
Su historia más viva fue
cuando le nombraron director en Saugues (diócesis de Puy) en 1841, en una
escuela en la que tres hermanos enseñaban a 300 niños, y algunos eran ya
adultos que querían aprender a leer y escribir. Aquí estuvo 41 años. Su
especialidad como pedagogo fueron los niños retrasados, y tenía un método: la
paciencia. Sus resultados pedagógicos eran tan clamorosos que alguno veía en ellos
el milagro. Aunque algunas veces se sentía totalmente frustrado con sus
estudiantes, y decía: “Imagino que los ángeles mismos, si descendieran para ser
maestros de escuela, encontrarían difícil controlar su ira”. Cuando no
enseñaba, oraba, y cuando no oraba, enseñaba. Enseñar y orar eran para
él, la misma cosa. Se dejaba conducir, junto con sus niños por un ángel
guardián, y las cosas no le salían mal: "Yo no sabía nada, y vos me habéis
enseñado".
Pío XI le nombró “santo de
los Quehaceres Cotidianos” y su proceso de canonización, marcó un antes y un
después sobre la santidad. Ya no serán necesarias las virtudes extraordinarias,
con fenemenología mística o carismas extraordinarios, sino simplemente hacer
bien las cosas cotidianas, dejándose llevar por la voluntad divina. Pío XI dijo
de él: “He aquí la gran lección que este humilde siervo de Dios viene a darnos,
a saber, que la santidad no consiste en las cosas extraordinarias, sino en las
cosas comunes realizadas de modo no común”. En 1896, se inició el proceso
en Le Puy, en 1948, se llevó a cabo en Roma la beatificación de Benilde
Romançon, y en 1967 tuvo lugar su canonización por SS Pablo VI.
(tomado de HAGIOPEDIA)