2 AGOSTO 2018
"Muchos
de los lectores de este blog conocen por uno u otro motivo la Residencia de los
Hermanos de Bujedo (Burgos), a unos kms. de Miranda de Ebro. En todo caso, está
a disposición de los interesados la web propia del Monasterio Lasaliano (ver "www.bujedo.com")
Una de las
visitas que los Antiguos Alumnos de los Hermanos que allí se acercan hacen, es,
sin duda, el recoleto cementerio de la Comunidad. Allí descansan centenares de
Hermanos, muchos de ellos conocidos de los visitantes por haber sido sus
profesores años o décadas atrás. Sencillas lápidas recuerdan sus nombres.
En los
emotivos funerales que a la muerte de cada Hermano tienen lugar en la iglesia
conventual, con asistencia de familiares, Hermanos y profesores, amigos y
ex-alumnos, un momento significativo es la homilía que el H.Visitador pronuncia
al efecto, recordando a grandes trazos la vida del finado y glosando desde la
fe y la esperanza cristianas, las lecturas de la Palabra de Dios que se acaban
de proclamar.
Este es el
contexto y razón de subir hoy al BLOG una parte significativa del texto
pronunciado por el H. José Antolínez, Provincial, profesor y director del
Colegio La Salle de Santander años atrás, en la ceremonia del pasado día 30 de
julio". Cuantos conocieron al H. Jesús (Enrique) Arroyo, agradecerán este
recuerdo y homenaje.
Homilía en el funeral del Hno. Jesús Arroyo
BUJEDO - Hno. José Antolínez Cuesta,
30 de julio de 2018
La semblanza que hoy queremos evocar al despedir al H. Jesús
Arroyo se armoniza y tiene pleno sentido
tras las palabras que hemos proclamado en el evangelio de Juan de la liturgia
de hoy: El Señor Jesús es Camino, el
Señor Jesús es Verdad, el Señor Jesús es la Vida. El mismo se lo ha dicho a
Felipe el escéptico y desconfiado y a todos sus
apóstoles y discípulos. ”Si creéis en mi os aseguro que llegaréis
conmigo al Padre”
CAMINO
Los que hemos convivido con Jesús reconocemos en él un hombre
inquieto, caminante. Él sabía muy bien que lo importante del CAMINO no es principio o el final sino
la experiencia humana de admiración, esfuerzo y contemplación.
VERDAD
La segunda palabra que
nos evoca el evangelio es la VERDAD.
A ejemplo del Maestro en nuestro hermano Jesús se concitan el ser un hombre
sincero, recio, honrado, amigo de la verdad y defensor de la sencillez de vida.
Todo esto, con seguridad, fruto de la educación que recibió de sus padres en el
hogar que junto con sus hermanos conformaron en el pueblo burgalés de Melgar de
Fernamental, donde Jesús se inició en la fe y en el deber bien cumplido.
Con tan solo 12 años deja su casa y familia para ingresar en el
Noviciado menor de Bujedo el año 1943, donde prosigue su formación como
postulante, novicio y Escolástico hasta 1949. Su primer destino, como Profesor,
será el Colegio Nª Sª de Lourdes de Valladolid, donde cientos de antiguos
alumnos le recuerdan como Profesor y prefecto entre los años 1951 a 1965, pues
en su tarea supo ganarse el afecto y el cariño de aquellos alumnos internos que
atendía. Por breve periodo de tiempo, le encontramos en Santiago de Compostela
para cursar su Licenciatura en Historia y Letras.
Excelente compañero de clase, educador ecuánime, afable y
respetuoso con los alumnos, dejó un estela de buen hermano- educador en Burgos,
Palencia y Santander. En esta su querida tierra de Cantabria entre 1966-1972
ejerce la tarea de Director de Colegio y comunidad.
Una breve estancia en Roma de Formación institucional en el curso 1973 y de nuevo le
acogen los aires escolares en Lourdes y
posteriormente en Palencia y Burgos.
Desde 1997, finalizado su recorrido en la misión educativa, le
encontramos en Bujedo, donde ha sido proverbial su servicialidad, allí donde
era requerido: atendiendo a los huéspedes, preparando el comedor, recogiendo la
fruta, cuidando los jardines…
Quienes fueron
compañeros de comunidad hablan de él con palabras como estas: persona seria, íntegra, responsable y
cumplidor, buen compañero, amante de su vocación y entusiasmado por su
Instituto.
Con un tacto singular supo acoger a los jóvenes Hermanos en su
comunidad. Soy testigo de su acompañamiento fraterno como H. Director en mi
primera comunidad de Santander (entonces
no se llamaba acompañamiento) pero él supo programar sus tiempos y dedicarse
con cariño entrañable… para llevarnos a la playa de la Maruca, o recoger setas
en los pinares y prados de Liencres, o disfrutar de un paseo de rastreo en El
Valle del Pas, y a la vez crear fraternidad con las comunidades y Hermanos
cercanos de los Corrales y Nueva Montaña.
VIDA
Hoy en este contexto de adiós y despedida la palabra muerte no ha
sido la palabra que ha comandado nuestra celebración, a decir verdad es la
primera vez que la pronunciamos. Porque lo que hoy vivimos es la VIDA con mayúsculas que es Jesús
el Mesías, presentado en su evangelio y es la vida derramada en el surco de la escuela que nos deja como legado y
ejemplo nuestro H. Jesús. ¡Podemos
afirmar con rotundidad que toda vida humana es una maravillosa aventura!
En este tramo del camino queremos celebrar el valor de toda una
vida, sin fijarnos solamente en su final. Lamentablemente nuestra cultura
occidental contemporánea tiene el mal de no reconocer el valor de toda una vida.
Parece que la vida no merece ser vivida si no se es rico, joven, con buena
salud y lleno de éxito, y que desde el momento que la vida está marcada por la
desventaja, el envejecimiento, el sufrimiento o la decadencia, ya no
tendría valor el vivir.
Nos recuerda el escritor espiritual Jacques Philippe que “el instante más pequeño de amor, purificado
por un dolor asumido, es ya una eternidad.” Esto es lección sencilla y
admirable que Jesús nos ha enseñado con su vida.
Gracias H. Jesús por tu continua fidelidad,
por tu ejemplo de coherencia de vida. Gracias por haber dejado que el evangelio
y el carisma lasaliano modelaran tu carácter. Gracias por avivar con tu
ministerio educativo el deseo de bondad, de belleza y de paz en el corazón de
tantos niños y jóvenes. Ayudamos, ahora que has cruzado la meta y vives con
JESÚS que es camino verdad y vida, a quienes seguimos en esta carrera de la
vida para que sepamos enseñar el verdadero camino, aceptemos y vivamos siempre
en la verdad y luchemos descaradamente por la vida.
Os invito a finalizar este recuerdo fraternal de Jesús y esta
entrega que hacemos de su ánima en manos del Padre cantando juntos la antífona:
Tú Señor eres el camino, tú Señor eres
la verdad, tú Señor eres la vida.
¡Que en el cielo y en la felicidad de
la Casa del Padre