HISTORIA DEL COLEGIO LA SALLE:
Del "Chalet Hoppe" al Colegio La Salle
La construcción del Colegio (curso
1943-44)
Vista del Colegio tal y como lo proyectó el arquitecto D. Pedro Ispízua |
Situada en uno de los puntos más saludables de la ciudad, domina con su vista la turbulenta capital que, cual río caudaloso, se retuerce buscando el mar. Limitada al norte por la Avenida del General Dávila, abre sus ventanales a las auras marítimas, dejando traslucir en sus aposentos su límpida y uniforme luz, con la higiénica pureza de sus aires...Al mediodía, vemos desbordarse a nuestros pies el paisaje del frondoso parque, junto con las caprichosas viviendas características del barrio Perines...Se extiende más allá, límpida y serena, la bahía, lindando sus márgenes con la ciudad y los pueblos de Pedreña, Somo, Astillero, Maliaño y Nueva Montaña.
Al este, el panorama se desgrana hermoso como un día de mayo... El sol empolva de oro los graníticos perfiles de Loredo. Al poniente se mueve la ciudad manufacturera con sus destacadas chimeneas y el monótono chirriar de ruedas y engranajes. Y más allá, se levantan pétreas, desnudas, encrespadas las altas montañas de los Picos de Europa".
"No está mal", dice para sí el cronista. Y termina leyendo el final de la página con este sencillo remate: "Tal es a grandes rasgos el recreo de la vista desde las terrazas del Colegio Lasalle."
Vista desde las terrazas del Colegio |
Larga cita, sin duda, que prosigue con verbo fácil y templado orgullo a continuación: "Dispone el Colegio de higiénicas y bien ventiladas aulas en los salones de la que fue "Finca Hoppe", amplio patio, hermoso jardín y frondoso parque. Sobre la esmeraldina alfombra crecen pinos y abetos, tilos y laureles.
El visitante percibe al instante el olor
suave de alhelíes y claveles, la fragancia de la rosa y el aroma del cinamomo,
la blancura de la azucena, entre los mosaicos de pensamientos y macizos de
dalias, frondosas mimosas, magnolias y camelias". Un marco colorista y
abigarrado, sin duda".
Y añade, finalmente, completando el cuadro: " Suenan gozosas en el aire las voces de los chiquillos en los patios".
Si el curso escolar 1940-41, el primero de los setenta y cinco que ahora se celebran, se había inaugurado con unas docenas de escolares, al término del mismo, los alumnos llegaban casi a los 200. Y se multiplicaban semana tras semana las peticiones de inscripción... Había que buscar soluciones al problema espacial. El chalet era manifiestamente una solución pasajera e insuficiente, al menos en lo más urgente. En las inmediaciones del Colegio hubo de alquilarse provisionalmente la "Quinta Arroyo", que acogería cuatro o seis clases, lo preciso entonces. Era una de las numerosas mansiones que salpicaban por entonces la larga Avenida del General Dávila, desde el Alto Miranda a Pronillo. En realidad, la propiedad se hallaba en deficiente estado de conservación, sobre todo en lo referente al parque existente en torno a la construcción. Francamente, tampoco los interiores del edificio ofrecían demasiadas disponibilidades para el fin perseguido...Pero, de momento, sirvió.
En las cercanías pudieron utilizarse, eventualmente, para la práctica del deporte al aire libre, los Campos de Miramar, instalaciones de rancia solera futbolística. Fue durante años un espacio disponible también para los recreos, el deporte, los ejercicios gimnásticos de los alumnos. En su lugar, se levanta en nuestros días el Instituto José María Pereda...¡Ah!, no tardaría en darse a conocer, por méritos propios, el "Lasalle F.C.". Los antiguos alumnos mayores lo recuerdan con orgullo.
Tabla de gimnasia en el campo de Miramar |
Más pronto que tarde, se pensó en la necesidad de levantar un Colegio de nueva
planta. El H. Luciano acariciaba la idea y le daba vueltas al asunto de
continuo. ¡Cómo iba a cejar él en el empeño!... A este cronista le ha llegado
el siguiente relato, que da por verídico. No es muy conocido, y no falta quien
se lo atribuye literalmente al propio D. Pedro Ispízua, sí, el arquitecto
vizcaíno a quien se le contrató para diseñar el nuevo Colegio La Salle.
Con letra inglesa, la que se utilizaba por entonces en los centros de enseñanza
de los Hermanos, el cronista ha podido leer la primera impresión que le produjo
la "Villa Hoppe", entrando por el Alta de Perines. Venía el
arquitecto acompañando al Director, H. Luciano. Así quedó relatado:
"El acceso me pareció algo
raro y oculto, en un terreno escarpado que no se ajustaba a las ponderaciones
que el H. Luciano me había adelantado...Pero según íbamos ascendiendo por
la propiedad, oteando a uno y otro lado, aún poseído de la impresión
primera, hete aquí que llegamos a una zona abierta del "palacio
Hoppe" (sic), desaparecieron del todo mis reparos internos para contemplar
sin reservas una mansión hermosa, bellos jardines y magnífico arbolado. Era a
mis ojos un emplazamiento soberbio. Había luz, aire y amplios horizontes."
Termina sus impresiones el señor arquitecto escribiendo:
"El H. Luciano, justamente poseído
de la certeza de su conquista escrita en mi semblante, adivinando mis
pensamientos y con su característica sonrisa de triunfo, solicitó mi parecer.
Yo exclamé: Sencillamente, ¡magnífico, H. Luciano!. ¡Vaya Colegio en
perspectiva!
Y SE PUSO LA PRIMERA PIEDRA.
En Europa fue un invierno, este del 42-43, horroroso, pero el signo de la guerra cambiaba ya abiertamente. Más tarde se diría que fue entonces cuando tuvo lugar la "bisectriz de la guerra", con los triunfos de los aliados en El Alamein y Stalingrado. Los japoneses resistían indomables en el Pacífico pero ya por poco tiempo. Claro que la Comunidad seguía con interés los acontecimientos bélicos, cómo no, a ellos también les había impactado fuertemente el alevoso atentado nipón a la base aero-naval de Pearl Harbor y la posterior progresión del Japón por el sureste asiático y el anchuroso Pacífico.
Pearl Harbor (Foto tomada de internet) |
Tampoco se encontrará el curioso investigador en los Archivos del Colegio con
anotaciones, siquiera al margen, del Desembarco en Normandía, ni de la tragedia
de Hiroshima y el final de la Guerra... Nada hallará de las Conferencias de
Yalta, Potsdam...o de Bretton Woods. En España, continuaba su curso la larga y
penosa postguerra, con la provisionalidad de las cartillas de racionamiento y
el aislamiento internacional. Murió Alfonso XIII en su exilio romano, y nada se
dice, como de tantas otras cosas. Santander iba remodelando su viejo casco y
sus gentes afrontaban con entereza y dignidad sus vidas, tras el trágico
incendio. Desde el 39, del tronco común del Distrito lasaliano de
Valladolid, había surgido con fuerza, el conocido como Distrito de Bilbao.
No hay apenas resonancias sobre ello en las páginas de la Memoria Escolar de estos años ni tampoco en las crónicas de la Comunidad...El objetivo enfocaba por entonces, discretamente, hacia un perímetro menor, más cercano, el de las pequeñas cosas de cada día.
Antes de comenzar en serio las obras del nuevo Colegio, se llevó a cabo la ceremonia solemne de la bendición del sillar simbólico del "templo cultural" que iba a hacerse en breve gozosa realidad.
Ante los ojos de los numerosos asistentes al ritual podía verse una bien labrada piedra de Escobedo, acanalada y dividida en dos partes, a modo de noble cofre que haya de guardar algo valioso. Era la mañana del 18 de febrero de 1943, a las doce en punto....El señor Obispo, Eguino y Trecu presidía la ceremonia, en presencia del H. Visitador, Carlos Borromeo, el arquitecto D. Pedro Ispízua, el H. Director Luciano Fernández y detrás, profesores, alumnos, familiares, amigos y curiosos.
Ceremonia de la 1ª piedra |
"Siendo Papa reinante Pío XII, Jefe del Estado Español el Victorioso Generalísimo Franco, obispo de Santander el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José Eguino, Vicario General del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas el Rvdo. Hermano Arèse Casimir, Asistente del Superior en España el Rvdo. H. Pedro Luis, Visitador Provincial el Rvdo. H. Carlos Borromeo...
"A mayor gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María, gloriosamente subida al Cielo y Medianera Universal de todas las gracias. Y en honor de San Juan Bautista de La Salle, Padre y Guía de la infancia. A los dieciocho de febrero del año del Señor de mil novecientos cuarenta y tres... Forman la Casa de Santander en este día los Hermanos Luciano Paciente, Claudio Gabriel, Paciano Luis, Tarsicio José, Renovato Publio, Graciliano María, Pedro González, Tarsicio Federico, Estanislao Eugenio, Constantino Adolfo, Amancio Bernardo, Alonso Clemente, Pío Julián y Enrique Gerardo.
"El proyecto de la obra es del arquitecto D. Pedro Ispízua, de Bermeo; se compromete a terminar la obra Arenaza Hermanos…
"Dios, dador de todo incremento, se digne derramar su gran bendición sobre este principio para que los Hermanos salientes (sic) que aquí han de darse a la cristiana educación de los niños en una labor oscura y abnegada, les vea la Iglesia y la Patria por muchos siglos coronarse con las flores de sus mejores discípulos".
La ceremonia fue seguida en silencio respetuoso por los presentes...El pergamino fue enrollado y colocado con periódicos de la ciudad y de Madrid en un envase de zinc y depositado en la citada piedra. Luego, quedó oculto ya a la vista tan preciado documento. Tomó la palabra posteriormente el H. Director, y con voz recia, vibrante y sentida, ofreció el nuevo "templo pedagógico" a diversos destinatarios:
- "A Dios, en primer lugar, fundamento de nuestro Colegio..., a la Beatísima Virgen María... y a San Juan Bautista de La Salle..., a Nuestra Santa Madre la Iglesia, dignamente representada hoy aquí en nuestro amadísimo Prelado..., a España toda..., a nuestra amada Congregación de Hermanos de las Escuelas Cristianas, en la persona del H. Visitador Provincial también hoy testigo del acto..., a los queridos Hermanos, agentes hoy de la acción educadora en el Colegio..., a nuestro querido arquitecto D. Pedro Ispízua por la satisfacción que ya nos ha proporcionado y que pronto veremos convertida en realidad... Y a los Hermanos Arenaza, que se han comprometido a realizar los magníficos planos del señor arquitecto, por la prontitud de sus servicios, la eficiencia de los mismos y el entusiasmo que han puesto en la obra... Y a vosotros, queridos alumnos que, jubilosos, presenciáis este significativo acto os ofrecemos este centro escolar, que sea para vosotros Templo, Escuela y Colmena..."
Un espontáneo aplauso salió de todos los presentes, como felicitación al "dignísimo Superior" y asentimiento espontáneo a todo lo expresado.
La Crónica se cierra con estas palabras: "Después fue ejecutado el Himno Nacional... La bendición de la primera piedra supondrá en los anales del Colegio una de las fechas más memorables para los actuales y futuros alumnos".
Y así ha sido...Cuando a finales del curso 1943-44 se ponga en manos de las familias la nueva Memoria Escolar, se encuentra uno con estas palabras: "Este año dejará en nosotros una estela luminosa, un recuerdo imperecedero, una huella imborrable. Habéis visto alzarse majestuoso y grácil este nuevo edificio que con orgullo llamáis vuestro Colegio y tenéis razón, pues para vosotros es..."
Podrían relatarse a continuación de modo pormenorizado las diversas acciones
realizadas a lo largo del curso escolar hasta la llegada del verano del 44.
Así, se alude en el mes de septiembre a las labores finales de desmonte y
nivelación del patio de recreo, a los camiones del señor Tafall, en un ir y
venir continuo transportando piedras y tierras removidas. En noviembre, el
cronista escribirá escuetamente: " Comienzan con gran animación las obras
de construcción del salón de juegos (planta baja), de la capilla colegial
(primera y segunda plantas)
y del teatro (tercera planta).
y del teatro (tercera planta).
Se construyó asimismo la monumental escalinata levantada entre el parque
colegial y el patio de recreo, testigo mudo de competiciones y
confidencias, marco de referencia de tantas y tantas fotografías de los
sucesivos grupos de alumnos que pasaron por las aulas lasalianas. En efecto, en
una escueta crónica del mes de marzo puede leerse: "En este mes se construye la escalinata que da grandiosidad al
conjunto". Y añade: "Y se
acaba de cementar el patio".
El 14 de mayo, en vísperas de la Fiesta Patronal en honor de San Juan Bautista
de La Salle tiene lugar la solemne bendición e inauguración de la Capilla
Colegial. Para cerrar ya esta serie de inauguraciones, la Crónica de enero de
1945 recogerá la feliz inauguración del Salón de Actos, que tuvo lugar el día 7
de enero, precisamente la fecha en que el H. Director celebraba su onomástica.
El cronista se hace eco en esa ocasión de las sentidas palabras de felicitación
pronunciadas por el alumno de 4º curso de Peritaje, Luciano García, en nombre
de profesores y compañeros.
Aquellos modestos inicios de octubre del 40 habían ido quedado atrás, no sin nostalgias. Se abría ya un futuro prometedor...Santander contaba con un diversificado plantel de centros escolares dirigidos por religiosos educadores: Salesianos y Escolapios, Agustinos... y ya, con voz propia y alta: La Salle.
Quedaría este cuadro incompleto si no aludiéramos ahora a la realidad viva de los niños y jóvenes que en estos años convivieron aquí, aprendieron saberes y valores que cimentaron su existencia, se divirtieron y practicaron el deporte, pertenecieron entusiasta a las Cofradías del Niño Jesús o de la Inmaculada, forjaron amistades... y fueron básicamente felices.
No quisiera este cronista terminar estos renglones sin trascribir e ir desgranando algunos datos mínimos que aporta la estadística y la mera curiosidad.
Con parsimonia en un principio, luego a un ritmo cada vez mayor, se fueron poblando las aulas del Colegio. El segundo año de su existencia, ingresaron 182 alumnos, al tercero hubo un leve descenso, para enderezarse el rumbo el curso 1943-44, con la afluencia de 265 alumnos nuevos.
En octubre del 41, los alumnos estaban repartidos en cuatro modalidades de Enseñanza: Elemental o Primaria, ingreso al Bachillerato y Peritaje Mercantil, y Clase Técnica Comercial. Y ese mismo organigrama seguiría vigente durante años.
Había en el Colegio representación de todas las edades, desde los cinco a los veinte años. En la crónica de 1941 los benjamines portan apellidos de sobra conocidos en la ciudad: Ciurana, Lasalle, Balsmisa, etc.. y entre los de mayor edad figuran: Chico, Bedia, Láinz, Cosío...Era entonces posible ver fotos de 3, 4 y hasta cinco hermanos, colegiales al mismo tiempo en el La Salle: los Jenaro, Ibarnegaray, Alsar, Muñoz, etc.
Los más numerosos eran los muchachos de 10-12 años. Se contaba con escolares originarios de Cuba, Guinea, Bélgica, Francia...Del territorio nacional, eran numerosos los asturianos y madrileños, si bien, lógicamente, prevalecían muy por encima los de La Montaña. La gran mayoría eran del mismo Santander, y luego los de Torrelavega, Hoz de Anero, Solares, Heras, Astillero, Renedo, Muriedas, Soto de la Marina, Rubayo, Setién...El radio de acción del Colegio alcanzaba los 40 kms.
En cuanto a los nombres propios de la época, hasta 98 llevaban el nombre de José; a continuación venían Luis (28) y con menor frecuencia, abundaban Juan, Francisco, Antonio y Jesús.
Finalmente, de las profesiones de los padres destacaban los comerciantes (27), oficinistas (26), industriales (19), militares (14), marinos (7), transportistas (6).Venían luego directores, contratistas, maestros, secretarios, telegrafistas, médicos, ingenieros, viajantes, etc.
Toda una historia que recordar y un futuro que se intuía prometedor. Con sus luces y sus sombras, sus expectativas, preocupaciones y añoranzas. Intentando ser fiel a su espíritu fundacional, pero renovándose y adaptándose de continuo a los nuevos tiempos, métodos pedagógicos y exigencias de la Administración Educativa y de la sociedad. Hasta el día de hoy. En un contexto diferente al de hace 75 años. Mientras haya unos niños que educar, La Salle - hoy bajo el signo de la "misión compartida" - seguirá haciéndose presente.