miércoles, 7 de octubre de 2015

HISTORIA DEL COLEGIO LA SALLE (CAPÍTULO 1)

7 OCTUBRE 2015

ABRIENDO SURCOS El primer año (curso 1940-1941)

Finales de septiembre de 2015. Hace días entró el otoño con sus mil galas y su melancolía...En breve, el Colegio se entregará con gozo a las celebraciones de los 75 años de su existencia. Las Bodas de Diamante.

El cronista se levanta de su asiento y toma de la estantería una vieja carpeta de tonos azules, descolorida por el paso del tiempo...Ha dado con ella, inopinadamente, en el local que hace de Archivo del Colegio. En la portada se lee. "Entrevista al Hermano Luciano Fernández, primer Director del Colegio La Salle de Santander... Navidades de 1993". El escrito conforma un mazo de cuartillas escritas a máquina de modo impecable...El cronista lee con atención, con breves pausas, su contenido. Y decide dar a la luz lo más significativo. He aquí el relato, sin más declaraciones.

CUADRO I:

" El H. Luciano Paciente, nombre que amparó durante años su vida religiosa, es ahora conocido también por su nombre "de pila": Adrián Fernández. Este encuentro tiene lugar en el monasterio de Bujedo, a unos kms. de Miranda de Ebro, "Alma Mater" del Instituto Lasaliano en España...Desde 1986 es ya su Residencia última. Ha cumplido los 85 años. Fecundos, inolvidables, teñidos de ilusiones y proyectos, aciertos y preocupaciones... Recibe el H. Luciano a su interlocutor en la salita de estar de la primera planta de la Enfermería conventual, donde convive con una docena de Hermanos mayores. Es su Comunidad hoy.

Monasterio de Bujedo

Campurriano de nacimiento (Celada  Marlantes, 2 de marzo de 1901), fue forjando en los fríos rigurosos de la montaña natal un carácter recio y decidido; al amparo de las altas cumbres de Campoo llegó a soñar un futuro de  altas metas y proyectos nobles. El espíritu cristiano que embargaba su entorno familiar cimentó ya en su infancia unas sólidas convicciones que le encaminaron desde niño paulatinamente a la vida religiosa. Sus compañeros de entonces admiraron  ya entonces en él su talante optimista, positivo, tesonero.


Celada Marlantes
El H. Luciano, recordará siempre con íntima satisfacción su ingreso en el Noviciado Menor de Bujedo, un 27 de octubre de 1913. Sí, la misma Casa que le recibiría posteriormente como profesor (1926-1933). Ahora, ya en el ocaso de su trayectoria vital, ha regresado finalmente a la que fue en tiempos pasados Abadía de Santa María de Bujedo y de Candepajares, regentada por monjes premonstratenses durante siglos...Los hoy moradores del monasterio están asimismo hoy también bajo la protección de Nuestra Señora, en la  advocación del Buen Consejo.

Los días, confesará sencillamente a su entrevistador, no le resultan en modo alguno tediosos, aburridos. Goza de un ambiente trenzado de paz, fraternidad y descanso. Dedicado más que  nunca al cultivo de su vida interior, no le faltan tampoco ocupaciones con las que ir llenando diga y útilmente la jornada. Sobre la mesita donde conversamos posan un  taco inmenso de folios. Sobrepasan los 4000, afirmará con orgullo, y son Memorias, a la que dedica largos ratos y corrige incansablemente.. En un breve descanso mostraría a su entrevistador no menos de 40 Agendas, con las pequeñas o grandes cosas que le fueron acaeciendo, especialmente durante lustros, sobre todo en su prolongada estancia en Portugal (1946-1986), como profesor, director, administrador, provincial auxiliar. Son sin duda, un firme apoyo para los propósitos esclarecedores de la vida de un anciano que, sin embargo, conserva excelente memoria del pasado, y que tampoco se desentiende de lo que acontece hoy en su entorno a nivel eclesial, nacional y de su propio Instituto.

He colocado el magnetófono sobre la mesita, junto a una par de tacitas de café aún humeante que uno de los Hermanos nos ha servido atentamente....Y comienza la conversación.



- Veamos, Hermano Luciano. Creo saber que sus primeras tablas como maestro lasaliano fue la escuelita asturiana de Llanes.

- Así es...Un montón de guajes tuve a mi cargo en aquellos años ya lejanos (1920-1924).Fui feliz, muy feliz, con la ilusión propia de la edad y de quien se estrena como docente vocacionado. Luego los superiores me destinaron a mi querido Santander, a la Escuela del Círculo Católico, modesto establecimiento escolar abierto por los Hermanos en 1901...Precisamente, el Centro que hubo de cerrarse en 1940 y del que de alguna manera es heredero el actual Colegio santanderino.

- En vísperas de la Guerra Civil estaba usted en Colunga, como director. Asturias nuevamente....

- En efecto. Fueron años difíciles. ¡Qué tiempos...! . En 1934, por ejemplo, nos produjo un profundo dolor conocer la noticia del martirio de los ocho Hermanos que formaban la Comunidad de Turón. Uno de ellos, como yo, campurriano de Celada Marlantes, el H. Manuel Seco. Fueron canonizados en 1999, por San Juan Pablo II...

Arruga el ceño levemente. Entiendo que no le es agradable ahora enredarse en la memoria de aquella contienda fratricida, que dice ha sido" la mayor tragedia de nuestra Historia" y que "también para los Hermanos supuso un goteo cuantioso de vidas humanas ofrecidas en el altar del martirio.

Hacemos una pausa...El H. Luciano es buen conversador, lo fue siempre. Entra a saludarnos uno de los compañeros de Residencia,. También él desempeñó su labor docente en tierras cántabras, y durante años. Y es que Cantabria se benefició desde fechas bien tempranas de la Misión Lasaliana por toda la región: Isla, Cóbreces, Castro Urdiales, Anaz, Terán, Los Corrales, Círculo Católico, Riotuerto, Santoña, San Martín, Nueva Montaña...Y por si fuera poco, los Antiguos Alumnos alumbraron en los años sesenta un nuevo centro escolar en el Barrio Pesquero.










Está atardeciendo. Tras de las ventanas, el viento agita las ramas altas de los árboles. Se escucha cercano el paso del tren. El reloj de la torre, impasible, sigue marcando las horas.

- Seguimos, Hermano, ¿le parece bien?...Durante unos meses, usted fue enviando a Roma, para seguir lo que entonces llamaban Segundo Noviciado. Un curso de formación permanente que sólo algunos Hermanos realizaban entonces. Tenía usted 38 años. Cuente...

- Buena edad. Uno ha llegado a la plenitud...Fueron meses de discernimiento, maduración, enriquecimiento humano y espiritual, en compañía de Hermanos llegados de los cuatro puntos cardinales...En un marco tan admirable para la cultura en general y en la historia del cristianismo, ¿no?. Todo muy enriquecedor. Estoy muy agradecido de aquella oportunidad que me dispensaron.

- Efectivamente, así lo veo yo también....Y hete aquí que al concluir esa estancia de meses, se le encarga la dirección del nuevo Colegio que ha de abrirse en Santander. Estamos, creo, en el verano de 1940.

- Así es...Por razones que no son del caso explicar ahora en extenso, los Superiores juzgaron procedente el cierre de la escuelita abierta en la calle de san José, la del Círculo Católico, donde tanto bien, pese a las dificultades, se venía haciendo desde comienzos de siglo. Durante esa breve estancia mía en la capital cántabra no llegué a conocer, por poco, pues había ido ya al Noviciado Menor de Bujedo, al futuro mártir H. Román Martínez, alumno en su infancia de este establecimiento escolar del Círculo Católico. Pero sí tuve relación y amistad con el también futuro mártir, H. Cirilo Bertrán, durante algunos años aquí director del Centro y superior en Turón, cuando la Revolución de Octubre de 1934. Dos Santos, y mejor dicho, tres, pues hay que añadir al ya citado H. Manuel Seco que con ellos alcanzó la palma martirial.

Se detiene el buen Hermano unos instantes. Y luego prosigue.

- Se debe al H. Pablo María, el último director de la dicha escuela del Círculo un acierto sumamente encomiable. Se cerraba la escuela, pero...¿no era posible abrir en Santander un Colegio, inspirado en el carisma de La Salle para seguir atendiendo a la infancia y la juventud santanderina?  Hubo que vencer innumerables dificultades...Meses atrás, en abril del 39, había concluido, al fin, la Guerra Civil, la Guerra de los Mil Días, y la postguerra no iba a ser precisamente, empresa fácil. Había que restañar heridas, reconstruir el país...¡Tantas cosas!. A mayor abundamiento, desde septiembre del 39 la mayor desdicha hasta entonces en la historia de la humanidad se abatió sobre el continente europeo, primero, para luego extenderse por doquier. Era un sinvivir. Vamos, el Apocalipsis desatado con  todos sus horrores.


H. Pablo María
Y, es entonces cuando nos encontramos ante la fundación del Colegio de que hablamos ahora mismo. Pero, ¿con qué dinero?.

- Ah, ¿sí?...Diga, se lo ruego.

- Le decía que el H. Pablo,  fue quien negoció e hizo posible la adquisición del terreno, la "Quinta Hoppe", en el Alta  de la ciudad (General Dávila, 109). El chalet hubo de ser en tiempo escaso habilitado como colegio y vivienda de la Comunidad.



- He oído que a comienzos de julio (día 3) durmieron ya los primeros Hermanos en los locales recientemente adquiridos. . - - Con incomodidades mil, supongo.

- Supones bien.

Revuelve en su carpetita, donde conserva como oro en paño un pequeño dossier de aquellos años primeros de la fundación del Colegio, Me pasa un plano de lo que fue la finca "Hoppe" cuando fue adquirida por los Hermanos. Y comenta:

- El palacete era uno de los de mayor prestigio y solera en comparación con los otros chalets o residencias de verano levantados por la burguesía en el Alta.  D. Carlos Hoppe era a la sazón el cónsul decano de la ciudad., en una época en que los Reyes, D. Alfonso XIII y Doña Victoria veraneaban en Santander...


Palacete en Quinta Hoppe
Pero vayamos al asunto de la propiedad, si te parece. La finca gozaba de una situación y posibilidades privilegiadas. O sea, que fue, como te decía, un acierto su compra. Ocupaba una superficie de unos 14.000 metros cuadrados. Tenía, como puedes ver, forma de paralelogramo. Además del amplio chalet, de dos plantas, contaba con un hermoso parque, que ocupaba un tercio del espacio, una pequeña huerta, ...El resto, patio.
Se lleva el H. Luciano la mano a la frente, como queriendo expresar los dolores de cabeza que le produjo el "pago al contado" en época tan difícil y las penurias del momento. Va desgranando pausadamente las dificultades y problemas que tuvieron que solventarse. Y añade:


El Palacete original

- Oye, ¿no te parece que no es lugar ni momento apropiado para hablar de ello?. Ya ha quedado constancia escrita. Basta así. Se conoce bien cómo se desarrollaron los hechos, quiénes, además de la Congregación, ayudaron a solucionar los apuros financieros del momento... Y como te decía antes, aquí nos instalamos como pudimos en esos días primeros de julio el H. Teodoro y yo mismo. Posteriormente fueron estableciéndose, como se pudo, el resto de la Comunidad.

Y añade, no sin cierto orgullo:


- No me he arredrado jamás ante las adversidades. Las que fueran. He sido, ya lo sé, un idealista. Pero que tenía confianza plena en la Providencia. Los retos que había que superar han sido en mi proceder más bien un aliciente en muchas ocasiones. Pues, como te iba diciendo, se trajo el modesto mobiliario de que disponíamos en el  Círculo, así como el de la escuela de Anaz, que desde 1936 se había cerrado y que no se llegó a reabrir en adelante. Con el escaso "numerario" existente se fue comprando cuanto era más imprescindible para hacer frente a las necesidades.

- Y llegamos a una fecha marcada en rojo: el 2 de octubre de 1940, fiesta de los santos Ángeles. Se inauguraban las clases oficialmente. Con cierto empaque, para qué te voy a contar. Había que echar ánimos a la cosa.

- Bueno, H. Luciano, a mis manos ha llegado un testimonio fehaciente de quien fue durante tres años alumno en el Círculo y que posteriormente se incorporó a las aulas del nuevo Colegio, Luciano García, unido de corazón y de por vida a la Institución Lasaliana...
Le conoce bien, le recuerda con aprecio evidente...Relata que no hace mucho, con otros miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos, le había visitado en el convento. Hasta dice, agradecido, que le enviaron algunas fotos de aquella visita.


Luciano Garciá 2015
(Gentileza del Colegio La Salle)

Le paso el escrito a que hacía alusión. El H. Luciano lee despacio, poniéndose previamente los lentes que faciliten su lectura. El entonces alumno de Enseñanza Elemental anotó:

                    "Recuerdo perfectamente aquel arco formado por los alumnos, en una soleada mañana del dos de octubre, cantando el himno nacional, letra de José María Pemán, ante el hermoso chalet y bajo la sombra de aquellos dos magníficos cedros, bajo la presidencia del H. Luciano."... Y añadía:

                  "Era el H. Luciano persona avispada, inquieta, lúcida, organizador nato, diligente, tenaz. Pasaba frecuentemente por las aulas. Entregaba los boletines a los alumnos cada sábado, reunidos todos los alumnos de entonces; si hacía buen tiempo, en la pequeña explanada aledaña al chalet, y si llovía, en el cobertizo, antiguo garaje de la finca, que hacía las veces de patio cubierto y de gimnasio, y que derruyó el ciclón de 1941".

Se emociona el H. Luciano con estos recuerdos. Proseguimos la narración de los hechos, tal como el buen hermano los ha retenido al paso del tiempo...


H. Luciano junto a miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos de Santander
- Bueno, creo que además de las dificultades de la época, y en su caso, de la carencia de dinero para llevar a cabo satisfactoriamente los proyectos, los alumnos no eran numerosos en un principio...

- Ya...Se iniciaron las clases, como queda dicho, en la festividad de los Ángeles Custodios. Con tan solo 60 alumnos, que con varias incidencias ascendían al terminar el curso escolar a los 180...Era un éxito, dada la precariedad del momento...

- ¿Y los Hermanos...?

-  La primera Comunidad la formaron conmigo los Hermanos Aureliano, Tarsicio, Francisco, Pedro, Federico, Estanislao, Julián. Ocho Hermanos, que dieron de sí cuanto pudieron. Entusiastas, diligentes. De buena pasta.

- Siento curiosidad por saber quiénes fueron los primeros alumnos que se matricularon en el Centro...

Duda un instante...Abre a continuación el H. Luciano la carpetilla aquejada por el paso de los años y entre los papeles me muestra un listado con la nómina de los 60 escolares que iniciaron su presencia en La Salle aquel 2 de octubre de 1940. He aquí los nombres de los primeros matriculados.

   -  Baldomero Álvarez, Francisco José Láinz y sus hermanos José María y Antonio,  José Luis Nistal y Miguel A. Nistal, José Ángel Escudero,  José Domingo Viruete, Luciano García,  Fernando Cuerno, Simón Calle, Tomás Elvira..." Y el resto


Primer alumnado en 1941

 No lo confiesa, pero el H. Luciano, nonagenario ya, se ha ido cansando. Está anocheciendo. Suenan monótonas las campanadas de las horas del reloj del monasterio. Vuelve a resoplar el tren que desde Miranda pasa ante el convento, por el alto terraplén...Paseamos unos minutos por el pasillo que se abre entre las habitaciones de los residentes y el patio interior del monasterio.. Saludamos a los Hermanos que esperan para reunirse en breve en su pequeño oratorio para el rezo de vísperas...La calefacción funciona bien...Y se agradece...Llega la hora de la despedida.

- Hermano Luciano, ha sido un placer volver a verle...Que el señor le siga dispensando su favor. Rece usted por mí, se lo ruego.

- Gracias por la visita...Seguiremos en contacto, ¿verdad?



Se lo prometo. Un abrazo sentido sella la despedida...Cuando abandono el convento un halo de nostalgia embarga mi ánimo.

   En Santander, 26 de diciembre de 1993



CUADRO II: (Seguirá...)